¿Quién soy? Ninguna y todas

Exploración íntima a través de la fotografía y el tiempo

AUTOEXPLORACIÓNPOESÍAFOTOGRAFÍA

12/12/2024

Hace casi diez años empecé a fotografiar(me). Hasta ese momento había sido una adolescente insegura, desconectada de su cuerpo. No me gustaba verme en fotos casuales. Rechazaba mi imagen, me desconocía.


Un primer amor me insistió en mi belleza, ¿habrá sido el primero en decírmelo? Hoy creo que sí, pero los recuerdos mienten un poco. Su mirada -la primera en ver mi cuerpo entero, desnudo, presente- me abrió una puerta. Si él podía ver algo bello en mí, ¿qué se me escapaba de ese extraño cuerpo que me devolvía el espejo?

Me enamoré de la fotografía. Jugaba a captar el mundo cercano, el detalle, la magia. Rápidamente esa práctica se introdujo también en mi intimidad. Sin buscarlo, se convirtió en una manera de conocerme. Explorar mis detalles, mis reversos, mis matices, mis potencias.

Desde entonces hasta hoy he recolectado miles de fotos. Algunas simples selfies o frente al espejo; otras más exploratorias, artísticas o incómodas. Estas fotos nunca fueron para alguien más. Las tomé para reconocer mi multiplicidad. Para ver lo que no refleja el espejo, eso que mis propios ojos no alcanzan a mirar.

En esos primeros años, sacarme fotos me daba miedo, incomodidad y vergüenza. Sólo quería guardarme en algún lugar, no ser vista, ni mucho menos ver mis errores, defectos. Temía verme enfrentarme a mi fealdad. Pero sostuve, desde la intuición, el ejercicio. Gracias a eso pude dialogar con mi sensación de inadecuación. Darle voz me permitió ir rompiendo esas líneas de pensamiento que tan hondo habían calado en mí. ¿Y qué si soy fea? ¿Fea para quién?

Las fotos como registro de mi rareza, de mis curvas, de mis continuidades y cambios. De mis momentos más tormentosos, pero también de mis tiempos-espacios sagrados. Creados por mi y para mi, retratados para no olvidar mi magia.

Las fotos como forma de movilizar mis incomodidades, ¿cómo se ve toda mi postura desde fuera? Salir de mí, ver lo que no puedo desde dentro. Descentrarme, encontrarme en lugares no controlados, no delimitados, no esperados de mí. Habitar mi multiplicidad, reconocer mis aristas -algunas, no todas, siempre cambiantes, devenires, presentes movibles-, mis fragmentos, partes de mi, de nosotras.

La fotografía es una herramienta de investigación íntima, para integrar, con compasión, lo que no reconozco de mi.

Hoy puedo decir que la Emi de 16 años que inició esta perspectiva/práctica fue muy sabia. Siempre desde las tripas, desde la necesidad. Archivo del amor que he ido construyendo hacía mi misma. Hoy podría decirle a esa personita que el odio que se tiene se va a diluir en su propio amor, compasión y presencia.

Una simple selfie me saca de mí, me recuerda que soy y puedo ser mucho más de lo que percibo de mi.

Me recuerda que soy todos esos instantes y a la vez soy el siguiente, el no registrado, el posible.

Soy todas y soy ninguna.

Fotografía analógica

Canon AE 1

2021-2024

Gracias por leer(te)
Gracias por escribir(te)
Hasta la próxima,
Emi.