El tránsito astrológico de Cáncer a Leo en Cómo entrenar a tu dragón

¿Qué nos propone el paso de Cáncer a Leo? Un análisis simbólico y emocional a través de la película Cómo entrenar a tu dragón, con propuestas para reflexionar y escribir en sintonía con este tránsito

ASTROLOGÍAANÁLISISCINE

7/25/2025

La tribu y la pertenencia
Un fuerte lazo de pertenencia une a estos vikingos con esta tierra aparentemente hostil, peligrosa y aislada en el océano. Ellos son vikingos y, por tanto, dan batalla. Sus herramientas son corporales, meras extensiones de su cuerpo. Luchan instintivamente, reactivamente, contra los dragones que los atacan. Ese “nosotros” es bien canceriano, la tribu que se protege, que habita un delimitado espacio, que reconstruye sus casas continuamente. Las aguas cancerianas son las de la memoria primaria, el cuerpo, la raíz, la familia. Ellos orgullosamente sostienen la guerra de sus antepasados. Sus historias son su identidad. Su amor es su defensa, su forma de cuido.


El elemento disruptivo, ¿es o no es parte?
En este contexto, Hipo es y no es parte de la tribu. Por su contextura, por sus intereses, por la forma en que resuelve las cosas, no encaja. Los vikingos lo repudian y el padre desearía que fuera de otra manera. Todo él parece estar mal. Dos discursos que se contradicen en la voz del padre, el jefe de la aldea: tienes que ser parte, pero no puedes demostrar tu valía. Él cuenta con cierto privilegio de ser el hijo del jefe, si no habría sido expulsado probablemente, según la versión live action (2025). Él desea ser como ellos, aun cuando eso implique renunciar a su forma de ser. “No puedes protegerlo, sólo puedes prepararlo”, le dice Bocón a Estoico. Me hace preguntarme: ¿qué hace la tribu con lo diferente? ¿Lo rechaza, lo adapta o le da sostén para ser?

El contacto con lo otro: aflora la sensibilidad
Los elementos disruptivos de Hipo son bien mercuriales: él es un observador, un creador, un investigador. Desde su carácter visionario inventa máquinas para atrapar dragones desde lejos. Él es capaz de ver la oscuridad, el cielo estrellado sobre el mar, y atinarle al Furia Nocturna. Esto es ya un elemento disruptivo que se profundiza al encontrar al dragón. Sigue las pistas, encuentra el camino hacia él. Y en el momento en que debería matarlo, pronuncia: “soy un vikingo”. Ahora que lo puede decir se arrepiente, toma conciencia de sus actos: “yo hice esto”, dice al ver el susto en los ojos del dragón. Decide, en un acto de coraje aterrador, liberarlo. El dragón, demostrando ya una inteligencia vincular, le gruñe pero no lo mata. A pesar de que la sabiduría colectiva dicta que “un dragón siempre ataca para matar”. La tribu ha catalogado, definido, siempre desde el miedo, las cualidades de los dragones y su defensa. Pero Chimuelo demuestra que las cosas no son así, refuta los relatos repetidos insistentemente.

El cambio que produce Hipo es profundamente revelador: ¿cómo es estar en contacto con lo aparentemente peligroso? No reaccionar, no defenderse, simplemente estar en contacto.
La dinámica entre el joven y el dragón es preciosa y divertida. Simplemente comparten el tiempo y el espacio generando formas de comunicación novedosas. Chimuelo demuestra ser mucho más sensible e inteligente de lo que la tribu podría haber pensado jamás. ¡Hasta intenta sonreír! (en la versión animada, en una escena de una ternura maravillosa). Hipo está accediendo a nuevos niveles de información: “todo lo que sabemos sobre ustedes está mal”, dice con sorpresa. Puede hacerlo gracias a su sensibilidad, curiosidad y apertura. Construyen un lenguaje desde el juego, la ternura y el afecto.

Mi verdad
Ahora Hipo reconoce su verdad: “no puedo matar dragones”. Al reconocerla, la ejerce y la defiende. Va desarrollando, en la observación constante y atenta de Chimuelo, nuevas maneras de “dominar” a los dragones. Es decir, de vincularse con ellos, de escucharlos. Puede conocerse nuevo a través de conocerlos a ellos. Mapea nuevos terrenos de lo misterioso y así recolecta un saber nuevo, renovador del vínculo.
Incursionando en terreno nuevo se conoce más a sí mismo. Confecciona poco a poco su traje y se convierte en jinete. Este es mi camino, este soy: es el movimiento leonino de salir de la tribu para expresarse individual y singularmente. Ejerciendo su verdad, la realidad cambia inevitablemente. Irrumpe en el mundo como individuo y cambia toda la trama colectiva casi sin buscarlo. Con la firmeza de su nueva verdad, llega a donde nadie jamás ha llegado antes. Es el primero en montar un dragón, es el primero en volar los cielos.


Hay un momento clave en el que tiene que demostrarlo frente a la tribu y a su padre. Se dice: “estoy listo”. El miedo no es al dragón, es al padre y al relato colectivo. Debería matar a un dragón y, en su lugar, lo calma con las tácticas que ha aprendido. Ahora el miedo ha cambiado de lugar: teme que destruyan su nueva percepción. Teme a la reacción habitual.



El contacto sensible permite explorar las Puertas de la Oscuridad
Esta tribu ha intentado numerosas veces dar con el nido que se oculta detrás de “Las Puertas de la Oscuridad”. Pero sus pequeños barcos, sus armas apenas adheridas a su cuerpo, no son suficientes para incursionar en esas tormentosas aguas.
Sin buscarlo, Hipo accede a ese conocimiento (Sagitario) gracias a haber domado al dragón (Escorpio). Este es un punto clave: Hipo lo mira a los ojos, ve su dolor, ve su cansancio, y sólo en la humildad de entregarse es que puede acceder al poder de ser su jinete. Construyen una confianza, se simbiotizan, se comunican con todo el cuerpo, se conocen. Montado a Chimuelo puede reconocer el verdadero mal: un dragón gigante que los controla. Siempre parece haber algo mayor que nos controla desde las tinieblas. Sólo quien se enfrenta a sus miedos puede llegar a verlo y transformarlo.

Hipo advierte a su padre: “Jamás has visto nada igual, no puedes con esto”. Terco, Estoico lleva a su tribu a una pelea para la cual no están preparados. En presencia de lo real, comprende. Salva a Hipo y a Chimuelo de las aguas y les da aliento. Ahora sí está orgulloso: su hijo ha visto algo nuevo. El contacto con lo oscuro, con la verdadera destrucción, permite la liberación de las estructuras previas. Hay algo del paso de Escorpio a Sagitario. Cuando él despierta, los dragones ya han sido incorporados a la vida cotidiana. Es decir, han asumido esta nueva apertura, esta nueva cosmovisión. Los vikingos han establecido contacto con los dragones.

La transición del agua al fuego
¿Cómo es el paso de las aguas cancerianas al fuego leonino? Todos los años vivimos esta transición de manera colectiva e individual. Espiraladamente volvemos a recordar lo valioso de las aguas, pero también la necesidad de moverse de ellas. ¿Cómo se siente salir del espacio seguro de la tribu? ¿Cómo doy ese primer paso, cómo conquisto mi verdad, cómo construyo mi camino y mi singularidad? ¿Cómo me expreso sosteniendo mi raíz nutrida?
En la película, Hipo es capaz, utilizando su sensibilidad, de tomar el poder del fuego. Deja de temerle y de reaccionar, deja de verlo solo como destructivo. El contacto humilde y curioso con el dragón permite mirarlo a los ojos y reconocer su poder. Poder que ahora puedo utilizar, se me es dado. Salir del miedo que empantana. El objetivo no es hacer sin miedo, sino honrarlo, invitarlo al camino. Así él logra desbloquear niveles de experiencia para todo el colectivo. No tiene que explicarse –no lo escuchan– porque su verdad es visible, como el sol leonino que solo puede brillar. En su acción, en su determinación, convence y es aceptado. Es tiempo de expresar nuestra verdad honrando nuestra raíz emocional, nuestra memoria y el hogar nutricio.

🌕 📝 Del hogar al fuego de tu verdad
Por último, te quiero proponer algunas preguntas para investigar este tránsito en vos. Si te resuena, te recomiendo escribir sin pensarlo mucho para dejar que se exprese tu voz interna.

  1. ¿Cómo es tu “tribu”? ¿Qué costumbres o creencias heredaste que ya no resuenan del todo con vos?

  2. ¿Qué parte de vos sentís que fue rechazada o incomprendida por tu entorno? ¿y por vos misme?

  3. ¿Qué reprimís por inercia, por costumbre?

  4. ¿Qué “dragón” habita tus miedos hoy? ¿Qué pasa si en vez de luchar, te acercás con curiosidad?

  5. ¿Cómo es tu forma singular de ver el mundo? ¿Te animás a expresarla más allá de lo que esperan de vos?

  6. ¿Qué fuego quiere salir de vos en este tránsito Leo? ¿Cómo podés darle forma, palabra, espacio? ¿Cómo podés tomar tu poder de expresión?


Gracias por leer(te)
Gracias por escribir(te)
Hasta la próxima,
Emi.